La noche anterior confiábamos en que el día amaneciese despejado para poder ver un amanecer despejado y soleado. Nos hacía mucha ilusión poder ver el Himalaya, pero no ha podido ser así. Ha estado lloviendo toda la noche sin parar.
Después de tomar un buen desayuno, como viene siendo costumbre en Nepal, a base de tostadas, huevos, cereales y nepali tea, iniciamos el día.

Hoy haremos un pequeño trekking de cuatro horas más o menos, desde Nagarkot hasta Changu Narayan. A lo largo del recorrido vamos pasando por varios pueblos rurales, donde nos vamos parando para ver cómo se desarrolla la vida diaria en un ambiente rural. Incluso pudimos ver como se hace el vino nepalí.

El trekking es muy ligero y por tanto agradable, ya que apenas tiene desnivel y es prácticamente cuesta abajo todo el camino.

Al llegar Changu visitamos su templo Changu Narayan, el más antiguo de todo el valle de Katmandú. Este templo está considerado patrimonio mundial de la Unesco. Tanto sus estatuas como el propio templo son auténticas obras de arte.
Este templo está adornado por alguna de las mejores muestras de piedra, madera, y artesanía de metal de todo el valle. Lo bueno de este templo es que está fuera de todas las rutas turísticas. Aquí aprovechamos para descansar un poco tomarnos una coca cola en una tienda, antes de partir hacia Katmandú. Ya está Sandeep esperándonos en el parking de autobuses.

Lo primero nada más llegar a Katmandú es ir a comer. Hoy decidimos probar otro local, también recomendado por la guía, se llama Dolce vita, y como no, está en la Thamel. Se trata de un italiano, donde nos han servido el mejor ice tea que hemos probado jamás, con mucho hielo picado, con una ramita de menta y con azúcar en el borde del vaso, delicioso. Además hoy hace un calor sofocante y nos ha venido muy bien para refrescarnos.

Tras descansar un buen rato en su terraza, hemos vagado por Thamel aprovechando la tarde para hacer alguna compra, queremos comprar algún mandala. Hasta hoy no hemos comprado ningún recuerdo y se nos agota el tiempo.
Después de pasar un rato por Thamel hemos decidido coger un taxi para ir a la stupa de Boudanath, después de regatear con el taxista hemos acordado el precio, 3 euros. Anteriormente Rama nos había aconsejado no pagar más de esta cantidad. La experiencia de coger un taxi en Katmandú es algo que no debería perderse nadie. Hemos pasado por calles que no creo que salgan ni siquiera en el mapa, que acojono.
Hemos estado una hora paseando alrededor de la plaza donde está la stupa, y hemos aprovechado para hacer alguna compra también aquí. Las tiendas de souvenirs aquí son más baratas que en Thamel. Después vuelta a Thamel, en taxi claro está.

Entre ir y venir, mirar tiendas y regatear se nos ha pasado el día. Ya solamente nos queda cenar algo, y decidimos tomar nuestra última cena en el Fire and ice, empezamos a ser clientes habituales, tendremos que barajar en serio hacernos con alguna acción.

Aunque parezca un día corto, ha dado mucho de sí, hemos hecho un pequeño trekking, hemos pateado lo último de Thamel y hemos comprado casi todos los recuerdos. Ahora a rezar para que mañana salgo un buen día y podamos realizar el vuelo por la cordillera del Himalaya.

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