Hoy no hemos quedado demasiado pronto con Shishir, pasará a buscarnos sobre las 8, así podremos descansar un poco. Sobre las 7 de la mañana decidimos bajar al desayuno. Grave error, los nepalíes tienen un ritmo diferente al nuestro, digamos que más caribeño, y tardan bastante en servirte. Lo bueno de esto es que te hacen la comida en el mismo momento. A las 7.45 aparecía nuestro desayuno en la mesa, con lo que nos han obligado a comer a toda velocidad para no llegar tarde a nuestra cita. Es increíble, han sido capaces de freír los huevos por los dos lados sin romper las yemas. Hoy Shishir nos demostrará que los nepalíes tienen puntualidad inglesa, cinco minutos antes de la hora a la que habíamos quedado él y el conductor encargado de llevarnos a Pokhara, ya estaban listos.

Toda la mañana de hoy la utilizaremos para desplazarnos hasta Pokhara, ciudad desde donde comenzaremos el trekking, y que está a 5 horas de Katmandú. En Nepal es mejor medir las distancias en tiempo, 100 km te puede costar recorre un par de horas tranquilamente, y de echo ellos así lo hacen.

Durante el trayecto a Pokhara, me di cuenta que estas vacaciones iban a ser de riesgo. ¡Que forma de conducir! Es increíble pensar que por una carretera de "dos carriles" y mal asfaltada, puedan circular en paralelo un coche, un camión, una moto, y un nepalí que intenta que intenta cruzar la carretera sin mirar a los lados, y todos consigan proseguir su camino sin percance alguno. Menos mal que nosotros llevábamos de conductor al Carlos Sainz nepalí, capaz de conducir, hablar por teléfono y con el guía sin mirar la carretera. Un crack de conductor, y todo esto sin dejar de coger ni un solo bache de los 600 que había en el trayecto. Así que para no sufrir demasiado, y viendo que iba a ser así todo el viaje, decidimos dormirnos, ojos que no ven...
Nos despertamos a medio camino entre Katmandú y Pokhara para hacer una pequeña parada técnica. Shishir y el conductor aprovechan para comer y nosotros para tomar algo frío, hace más calor que en el infierno. Mientras ellos comen, nosotros aprovechamos para estirar un poco las piernas dando una vuelta por el mercado del pueblo. No duró mucho la parada, los nepalíes comen muy rápido, y apenas hablan durante la comida, todo lo contrario que los españoles.

A la hora de la comida, por fin, llegamos a Pokhara. Tras dejar las mochilas en la habitación del hotel y asearnos un poco, nos vamos a buscar un sitio para comer. No buscamos demasiado, teniendo en cuenta que para ellos ya era un poco tarde, y nos metimos en uno de los primeros restaurantes que vimos, era una especie de italiano. Yo, para empezar a entender la cultura nepalí pido un menú nepalí, que te sirven en una bandeja de latón. El menú consiste en arroz hervido en el centro en mucha cantidad, y a los lados del mismo te sirven espinacas, pollo y sopa de lentejas. De postre yogur natural un tanto ácido. Estaba buenísimo, no muy especiado y picante lo justo, pero es un montón de cantidad. Nerea se conforma con una pizza. La comida la acompañamos con una inmensa cerveza local, Everest, no podría llamarse de otra forma. Igual que nos ha ocurrido esta mañana, han tardado muchísimo en servirnos. Que te hagan la comida en el momento es una ventaja en cuanto a la calidad de la misma, pero es un poco desesperante, casi me he terminado la cerveza y es un botellín de 60 cl, pero está claro que va a ser así de aquí en adelante.

Nosotros damos una vuelta por la calle principal, Lakeside como he dicho, la parte más turística de Pokhara. Esta calle está llena de tiendas de artículos de montaña, música, souvenirs, cibers, restaurantes y tiendas de libros. El calor aprieta con fuerza, así que decidimos tomarnos una cerveza con Shishir en un local muy agradable, y que más tarde descubriríamos que también dan muy buenas cenas, está recomendado en la guía. Nos sentamos en la terraza y pedimos dos Everest (la cerveza preferida de Shishir) y un zumo, y nos invitan a dos porciones de pizza. Después de la comilona que me he pegado, ¿quien puede comerse ahora un trozo de pizza?A las 5 de la tarde, habíamos quedado con nuestro guía para recorrer la ciudad. Pokhara tiene una situación privilegiada sobre el resto de las ciudades de Nepal, está a los pies del macizo del Annapurna. Esta ciudad es la puerta de entrada al famoso circuito del Annpurna, y a un montón de circuitos de menor duración, desde aquí parten casi todas las expediciones al Annapurna. Si a esto le añadimos una fantástica oferta de deportes de aventuras, no hay duda que Pokhara se ha convertido en la primera ciudad turística de Nepal. Aunque en realidad es la segunda ciudad más importante del país por detrás de la capital. En realidad hay dos Pokharas. Primero está Lakeside, junto a la aguas del espectacular lago Phewa Tal. Turística sin ningún reparo, ha sido siempre un refugio para los viajeros, ya sea de regreso de una ruta de senderismo o de un arriesgado viaje en autobús desde Katmandú. Un lugar perfecto para descansar, con un montón de animados bares, restaurantes, tiendas y cibercafés. Luego está la otra Pokhara, la antigua, donde se descubre como era la vida antes. Con rincones de magnifica arquitectura newar y una animada vitalidad, pero esta parte muy pocos la visitan.

Tenemos una charla muy agradable e interesante con Shishir. Nos ha ido poniendo al corriente de la situación política del país, por cierto muy convulsa en la actualidad, de su cultura y religión y de su modo de vida. Ha sido una introducción a otras charlas que iremos teniendo a lo largo del viaje. También nos explica el plan del trekking, hablamos sobre que haremos y que nos vamos a encontrar durante el mismo. Posiblemente, el trekking sea lo que más ilusión me hace de este viaje, poder estar a los pies del famoso annapurna...uff que escalofrío.

Hemos podido comprobar que los nepalíes son gente muy amable y amistosa, o por lo menos con los que hasta ahora hemos tratado nosotros, tanto en el hotel, como en el bar, como Shishir mismo.

A última hora de la tarde, nos despedimos de Shishir que se marcha a cenar con su familia, que ha venido desde Katmandú para visitarle y conocer Pokhara. Nosotros, nos vamos a comprar un par de bastones para el trekking, ya que no los hemos querido traer desde Pamplona. Nos hemos recorrido unas cuantas tiendas, y en casi todas tienen los mismos bastones y a los mismos precios, así que tras regatear un poco en una de ellas, hemos comprado dos por 9 euros. Que mal se me da regatear, han empezado pidiéndome 11. No serán muy buenos, pero espero que nos duren los 6 días que durará el trekking.

Después del duro regateo, que me ha dejado exhausto, nos vamos a cenar, que ya se ha echado la noche. Nos hemos metido en un local precioso, y con unas pintas de caro que da miedo. Por supuesto, cenamos en la terraza, hace demasiado calor como para cenar dentro. Cenamos una de las especialidades nepalíes, momos (son una especie de raviolis pero mucho más grandes rellenos de verduras o de carne) y unos aros de cebolla cocinados de una manera muy diferente a la española, aquí llevan además del rebozado, cebolla. Estos dos platos los acompañamos de un menú nepalí, consistente en sopa de lentejas, verduras a la plancha, pescado del lago de Pokhara, y arroz. Y de postre un yogur. Todo esto regado con agua y una magnífica Everest. Estaba todo riquísimo, aunque casi me da un infarto de tanto comer...que locura, en Nepal las raciones son enormes.

El restaurante está genial para descansar y los camareros han sido muy atentos.
Lentos, como en todos los sitios pero muy agradables en el traro. Pero a la hora de la cuenta...nos hemos quedado helados. 1030!!! Un escándalo. uff, menos mal que eran rupias y no euros. Nos hemos puesto morados de cenar en un sitio estupendo y solo hemos pagado 10 euros. Pero cuando voy a sacar el dinero para pagar, ha venido nuestra sorpresa. No llevo suficiente dinero, para pagar. Que vergüenza, y ¿ahora que? Menos mal que había un cajero cerca, y he podido sacar dinero sin problema. Aquí en Nepal, llevas un montón de billetes encima y apenas llevas dinero, espero acostumbrarme pronto a eso. lo curioso es que el camarero ni siquiera se ha molestado por el incidente, increíble.

Con esta desagradable anécdota damos por concluido el día. Mañana comenzamos con el trekking, y tenemos que preparar todavía la mochila.

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