Hoy es nuestro último día en Nepal, o mejor dicho nuestro último rato, ya que nos vamos a las 7 de la tarde. Nos da mucha pena que se termine esta aventura, la primera vez que visitamos Asia. Nos lo hemos pasado bien y hemos conocido gente que merece mucho la pena.

Tenemos toda la mañana para aprovechar y dar nuestras últimas pinceladas nepalíes. La verdad es que hoy ya no tenemos mucho que hacer, salvo finalizar alguna compra (yo pensaba que ya habíamos comprado todo, pero por lo visto no es así), como dice Shishir, shopping, shopping. Hoy nos lo tomamos con más calma y tras tomar nuestro último desayuno nepalí, hacemos las mochilas y las dejamos preparadas en la recepción para recogerlas por la tarde.

Sin ninguna prisa vamos hacia Thamel, finalmente nos ha pasado como en todos los viajes, el último día haciendo compras, en fin. Lo primero que haremos será buscar unos mandalas que nos guste, y que nos guste el precio, porque son muy caros. Finalmente damos con ellos.

Más tarde hacemos un descanso y decidimos tomarnos un ice tea en la dolce vita, no nos podíamos ir de Nepal sin tomarnos otro. Después damos un paseo hasta que se nos hace la hora de la comida, y decidimos ir a comernos una pizza, tamaño volante de camión al fire and ice, que como está cerca del hotel andaremos más tranquilos con el tiempo.

Sobre las tres y media nos vamos al hotel, aunque hemos quedado con Shishir y Sandeep una hora más tarde no queremos apurar la hora. La sorpresa nos la llevamos cuando al llegar al hotel vemos que ya están allí esperándonos.

Lo primero meter las últimas compras en las mochilas. Shishir nos sorprende con un regalo, nos hace entrega de una kata. El kata es una especie de pañuelo color crema, que simboliza el respeto, y buenas intenciones. También se ofrece a los más queridos como bienvenida o deseándoles un buen viaje.

Después de despedirnos de casi todos los empleados del hotel, que salen al parking para desearnos buen viaje, nos montamos en el coche, rumbo al aeropuerto.
Una vez allí nos despedimos con mucha nostalgia de Shishir y Sandeep, con quienes hemos tenido una muy buena relación que ha llegado a ser amistad, sabemos que hemos dejado dos Sathi en Katmandú.
Damos la última ojeada a la ciudad, nuestras vacaciones en Nepal ahora sí han llegado a su fin, aunque nos marchamos de este país con la sensación de que esta ha sido nuestra primera visita, pero estoy seguro que pronto volveré a tomar un nepalí tea en el Himalaya o un ice tea en Thamel.

Tras 7 horas de vuelos y alguna más de espera en los aeropuertos de Katmandú y Bahréin, llegamos a Londres. Disponemos de casi 7 horas hasta nuestro próximo vuelo, y la idea de pasar tantas horas encerrados no es muy atrayente, por lo que hacemos igual que el día de salida rumbo a Nepal, dejamos las maletas en consigna y cogemos el metro que nos dejará en el centro de Londres tras casi una hora de trayecto desde el aeropuerto.

La mañana da bastante de si. Paseamos un rato por Piccadilly Circus, donde vemos a los jugadores de la selección inglesa, rumbo al mundial de Suráfrica, de aquí andando vamos a Trafalgar Square donde pasamos un buen rato paseando y sacando fotos. Y desde aquí, con toda la tranquilidad del mundo nos vamos hacía el Soho, donde aprovechamos para cambiar nuestras rupias a libras.

Caminando sin rumbo por el Soho hemos acabado saliendo en Oxford street, que nos hemos recorrido de arriba a abajo, sin llegar a entender por qué una calle normal llena de tiendas normales, es tan famosa, que triste. Esta vez, no nos pasó como el día en que llegamos, no fuimos tan acelerados, se nota que estamos cansados. Aunque el tiempo igual que en aquella ocasión no ha acompañado en nada, y hace un frío intenso.

Otra hora de metro nos devuelve a la realidad, ya estamos en el aeropuerto de Londres y tras un pequeño problema con los controladores franceses que se han puesto de huelga y retrasan nuestro vuelo dos horas, nos ponemos rumbo a casa.

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