Hoy es un día especial, vamos a ver el Everest, pero para eso hemos tenido que madrugar muchísimo, ya que nuestro vuelo para sobrevolar la cordillera del Himalaya sale a las 6:30 de la mañana y tenemos que ir una hora antes al aeropuerto. Sandeep será el encargado de llevarnos al aeropuerto.
El vuelo se ha retrasado media hora porque teníamos que esperar a que despejara, ya que si está nublado y no se van a ver las montañas el vuelo no sale. Algo lógico. El vuelo lo realizamos con Buddha air, en una avioneta donde tan solo volamos 18 personas.
Hemos sobrevolado toda la cordillera del Himalaya. El vuelo ha durado aproximadamente una hora, y durante la misma la azafata va explicando los montes que sobrevuelas y de vez en cuando te dejan pasar a la cabina de los pilotos. Yo he pasado dos veces. Para que vaya otro voy yo. Hemos podido ver 5 de los 14 ocho miles. Shisha Pangma, Cho Oyo, Everest, Lhotse y Makalu, además de varias montañas de más de 7 mil metros como puede ser el Nuptse o Chamlang, Ha sido una experiencia genial, ver los picos de todos estos montes, aunque haya sido en avión. Como dice el eslogan publicitario de la compañía aérea, no he escalado el Everest pero lo he tocado con el corazón, muy acertado la verdad. El vuelo ha sido un poco caro, pero ha merecido la pena, por fin he visto el Everest, no me gustaba la idea de irnos de Nepal sin poder verlo.
A nuestra llegada al aeropuerto, nos estaba esperando Sandeep, para llevarnos de vuelta al hotel a desayunar. Se nota que ya estamos quemando menos calorías y que estamos más relajados que en las montañas, porque casi no tenemos ni ganas de desayunar, pero bueno, haremos un esfuerzo. Un Zumo, un té y dos tostadas, han sido suficiente para saciar mi escaso apetito.
Tras pasar un rato en el hotel escribiendo este blog, mirando los correos y planificando el día de hoy, nos dirigimos al sur de Thamel. Desde aquí, callejeando nos dirigimos a la Plaza Durbar. A lo largo del paseo del paseo hemos visto varios templos escondidos en esquinas poco visitadas por los turistas. El recorrido, recomendado en nuestra guía, nos ha llevado por calles y plazas poco concurridas por turistas, pero llenas de vida, la vida de Katmandú. Hemos podido ver, donde, los habitantes de la capital, desarrollan su vida, donde comprar, comen y por donde se mueven. Y nosotros hemos hecho lo mismo que ellos, y entre templo y templo hemos tenido tiempo de hacer alguna compra. Por fin hemos comprado las banderas de la oración. También ha caído algún que otro souvenir más. Ha sido un paseo muy agradable y entretenido.
A la hora de comer, hemos vuelto a Thamel, aunque nos ha costado un poco, porque nos hemos perdido un par de veces, no encontrábamos el camino de vuelta. Seguro que el mapa estaba equivocado, porque yo sé leerlos. Hemos pasado un rato largo buscando un restaurante recomendado en la guía y donde Rama nos ha dicho que se come muy buena carne, pero hemos sido incapaces de encontrarlo. No sé qué le pasa hoy al mapa. Finalmente, casi famélicos, nos hemos tenido que conformar con ir de nuevo al New Orleans, que lo tenemos cerca.
Hemos comido unas ensaladas y hemos tomado un ice tea, que aunque estaba bueno no era como el de la dolce vita. Los descansos empiezan a ser cada vez un poco más largos, los días en Nepal ya empiezan a pasar facturas, la verdad es que hemos parado poco estos días.
Después de descansar hemos paseado por Thamel sin otra ocupación que disfrutar del paseo, ya hemos hecho todas las compras y hemos visto prácticamente casi todo lo que recomienda la guía.
A las 7 de la tarde hemos quedado con Shishir, le hemos invitado a cenar para agradecerle todo el empeño que ha puesto en que todo saliese bien, y de verdad que lo ha conseguido. El elige el restaurante, lógicamente conoce mejor la zona que nosotros. Al principio duda, porque le encanta la pizza, pero finalmente se decide por un Tailandés, es la primera vez que yo como en un Tailandés, que miedo.
Primero nos sirven para compartir una sopa de pescado, algo picante, pero estaba muy rica. Luego cada uno ha elegido su plato. Nerea arroz frito, yo pescado con salsa curry, y Shishir arroz con curry. Acompañamos la cena con unas buenas Everest, que hace días que no probaba, y después de los postres nos tomamos unos mojitos para cerrar como corresponde unas buenas vacaciones.
Mañana partimos hacía Pamplona, nos va a dar pena partir, no solo porque se han acabado las vacaciones y aún queda todo un verano por delante, sino porque aquí se quedan dos buenos amigos, que quien sabe si volveremos a coincidir.
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