La Región de las Colinas (Pahar en nepalí) se encuentra rodeada por la zona montañosa al norte y el área del Terai al sur. Su altura va desde los 1.000 a los 4.000 metros de altura, e incluye grandes valles como el de Katmandú, la zona más densamente poblada del reino. Todo este espacio geográfico se haya dominado por dos cadenas de montañas de mediana altura, conocidas como el Mahabharalt Lekh y la cordillera de Siwalik. Estas dos cadenas permiten que entre ambas existan una gran cantidad de pequeños valles, cuna y centro político y cultural del país. Esta área siempre ha sido zona de residencia pese a la continua inmigración desde el Tíbet y la India. Pese a lo anterior, esta zona es la que concentra la mayor cantidad de población del reino, según datos del año 1991.
Si bien esta zona contiene cumbres que alcanzan los 2.500 metros, la zona se encuentra igualmente escasamente poblada, dadas la topografía del territorio y las dificultades climáticas. Esta zona de las colinas se ha transformado en un invaluable mosaico de maravillas naturales y culturales, cambiada cada día por la fuerza geológica y humana. Estas colinas, esculpidas por el trabajo de los seres humanos que la pueblan, se ha convertido en una extensa zona de terrazas de cultivos fuertemente explotada.
Pese a lo anterior, hasta la mitad de la década de 1990 la zona contaba con un déficit alimenticio importante. Esto sin embargo de ser la agricultura la actividad mayoritaria en la zona, al igual que el pastoreo de ganado y la migración estacional de trabajadores. La mayoría de los habitantes en zonas rurales sobrevivían en terrenos poco productivos, cubierto por grandes colinas. La pobre situación económica causada por la escasez generalizada de terrenos cultivables se agrava por la corta temporada de crecimiento de las plantas, cuya exclusiva causa es la altura de la región. Como resultado, los granjeros de la zona de las colinas tiene un muy pequeño margen de maniobra a la hora de poder realizar cultivos múltiples en sus terruños. Las familias deben adaptarse a la altura, a estacionalidad marcada en el terreno, al clima, cultivando lo que puedan y cosechando apenas les es posible. Durante la estación que imposibilita el cultivo, gran parte de los granjeros se transforman en comerciantes ambulantes, que trabajan en cualquiera actividad posible con el fin de complementar con su sueldo el producto del campo. Esta dependencia del monocultivo es aún más grave en la región de las montañas.
Etiquetas: La zona de las colinas