Este va a ser nuestro viaje más exótico y raro que hallamos hecho hasta la fecha. Todo empezó viendo un documental en la televisión del montañero y aventurero Jesús Calleja, y nos dijimos ¡porque no! y aquí estamos preparando nuestro nuevo viaje.

Próximo Destino: Nepal

Para muchos viajeros, Nepal es el paraíso terrenal, o Sangri - La. Flanqueado por el cordón montañoso del Himalaya y las húmedas junglas de las llanuras indias, es una tierra de yaks y yetis, monasterios y mantras, cumbres nevadas y sherpas, templos y tigres, magia y misterio. Desde que se abrieran sus fronteras, esta diminuta nación montañosa ha seducido con un encanto casi místico a los viajeros, exploradores y alpinistas de todo el mundo.
Pocos países están tan preparados para acoger el turismo independiente como Nepal. Al llegar a la frontera o al aeropuerto de katmandú, es posible conseguir un visado, organizar un permiso de trekking y subir el himalaya en cuestión de pocos días. Sin embargo, hay tanto que ver y hacer que conviene prepararse antes de llegar, sobre todo en previsión de los retrasos, cancelaciones y demás obstáculos inesperados que se dan a diario al viajar por este país.

La mejor manera de llegar a Nepal, lógicamente es en avión. Son múltiples las compañías que operan en el país, pero se debe tener en cuenta que todas ella deben hacer alguna escala. La más utilizada para entrar en Nepal es desde Delhi. Aunque en nuestro caso es diferente, puesto que nosotros saldremos desde Londres vía Barhein. Esta opción es la que más económica nos ha resultado. Es una muy buena opción volar con compañías de los emiratos árabes puesto que la calidad del servicio y de los aviones por lo general es muy alta. Para nuestra aventura hemos decidido volar con Gulf air.

Para llegar a Londres son muchas las compañías que se pueden elegir, pero por supuesto, nosotros elegimos vueling, compañía de bajo coste que opera en el aeropuerto principal de la capital inglesa, heathrow.

Para acceder al país todos los extranjeros, excepto los indios, necesitamos un visado. Los consulados y embajadas nepalíes los expiden sin problemas. También se puede conseguir uno en el acto al llegar a Nepal, ya sea en el aeropuerto de Katmandú o en los puestos fronterizos de las carreteras. El visado te permite entrar en el país por espacio de tres a seis meses. El pasaporte debe tener al menos seis meses de validez. El visado de 30 días cuesta alrededor de 30 euros. Nuestra opción será solicitar el visado a la llegada al aeropuerto. Para obtenerlo de esta manera se debe aportar una fotografía de carné. Para ahorra cola, te puedes descargar el formulario del visado llamado visa on arrival.

Para desplazarse por Nepal, las alternativas no son muchas. Podremos hacerlo en transporte público como taxi y autobús o también existen autobuses turísticos, que solamente son usado por los turistas que nos desplazamos por Nepal. Otra alternativa, pero arriesgada es pagar a cualquier persona papa que te lleve a donde desees. Nosotros tenemos la intención de no correr riesgo alguno por lo que usaremos el autobús, tanto el público como el turístico, para ello hemos adquirido un mapa de carreteras. Nos gusta saber por donde nos movemos. Hemos comprado el mapa de freytag &berndt que ya usamos en nuestro periplo por Islandia y Noruega, y nos fue muy bien con el.

Teniendo en cuenta el estado en que se encuentra la sanidad en Nepal y las actividades que tenemos en mente hacer, se hace imprescindible contratar un buen seguro de viajes. Esto es algo que nosotros siempre hacemos antes de visitar cualquier país, pero en este caso se hace más necesario aún. En esta ocasión el seguro lo hemos contratado con intermundial llamado aventura plus. Si la idea al visitar este país es hacer algún trekking algo largo, se hace necesario contratar un seguro que tenga el rescate incluido. Además hay que tener en cuenta que al hacer ciertos trekking, al solicitar el permiso para ello te obligan a tener un seguro contratado.

Todo lo relacionado con los temas logísticos los hemos dejado en manos de Shishir Dhakal, el guía local que hemos contratado para movernos por Nepal. El se encargará de negociar con el porteador, de contratarnos los hoteles y lodges donde pernoctaremos y de conseguirnos los permisos necesarios para realizar el trekking por el Annapurna.

Algo imprescindible para moverte por cualquier país es una buena guía de viajes. En el mercado puedes encontrar varias y en diferentes idiomas, pero nosotros nos hemos decantado por la edición recientemente actualizada de Lonely planet.















Es conocida la llegada de los kiratis procedentes del Este entre los siglos VII y VIII a.C., si bien se carece de información suficiente sobre este pueblo, a excepción de su habilidad para la ganadería ovina y su afición por los cuchillos largos. Durante este período, apareció en el territorio el budismo; se afirma que Buda y su discípulo Ananda visitaron el valle de Katmandú y pasaron algún tiempo en Patan. Hacia el año 200 d.C., esta creencia había decaído y fue sustituida por el hinduismo, introducido por los licchavis, que invadieron el territorio desde el norte de India y derrocaron al último rey kirati. Los hindúes aportaron igualmente el sistema de castas, vigente en la actualidad, y evolucionaron hacia una era clásica de arte y cultura nepaleses.

En el año 879, la dinastía licchavi había desaparecido y sido reemplazada por la thakuri. Sobrevino entonces un difícil período de inestabilidad e invasiones, conocido como la Época Oscura. La situación estratégica del valle de Katmandú aseguró la supervivencia y el crecimiento del reino. En el siglo XIII, el rey thakuri Arideva fundó la dinastía Malla, iniciándose un nuevo período de renacimiento de la cultura nepalesa. Pese a los terremotos, invasiones y luchas entre las ciudades-Estado independientes de Katmandú, Patan y Bhaktapur, fue una era de gran prosperidad y, durante el reinado del rey malla Yaksha, en el siglo XV, alcanzó su máximo esplendor.

Los gobernantes de la casta militar de los gurkha, sitos en el extremo oriental del país, habían codiciado la fortuna de los mallas. Bajo el liderazgo de Prithvi Narayan Shah, la región se lanzó a la conquista del valle. En 1768, tras 27 años de lucha, consiguieron la victoria y trasladaron su capital a Katmandú. Desde el nuevo centro neurálgico, el poder del reino se expandió, apoyado por un ejército al parecer invencible, hasta que, en 1792, su avance se vio interrumpido por una breve aunque escarmentada guerra contra el Tíbet.

El clima hostil reapareció en 1814 debido a una disputa de territorios con Gran Bretaña. Los nepaleses fueron derrotados y se vieron obligados a firmar el Tratado de Segowlie (actual Sagauli) en 1816, que imponía la entrega del territorio de Sikkim y de la mayor parte de Terai (una porción de la franja himalaya de Terai fue finalmente devuelto en agradecimiento por la ayuda nepalesa durante el motín indio de 1857). El tratado fijaba las actuales fronteras orientales y occidentales del país, pero igualmente establecía un nuevo ministro residente británico en Nepal.

La dinastía Shah se mantuvo en el poder hasta la matanza de Kot, en 1846. Aprovechando las intrigas y asesinatos que había sufrido la familia en el poder, Yung Bahadur Rana se hizo con el control del país al acabar con la vida de centenares de hombres influyentes que se encontraban reunidos en la plaza de Kot. Bahadur adoptó el título más prestigioso de Rana y se proclamó primer ministro vitalicio, cargo que más tarde convirtió en hereditario. Durante el siglo siguiente, los Rana y su descendencia habitaron en lujosos palacios en Katmandú, mientras el resto de la población sobrevivía en condiciones medievales.

Hasta 1923 Gran Bretaña no reconoció la plena independencia de Nepal. Tras la II Guerra Mundial, el obsoleto régimen de los Rana llegó a su fin. En 1948, los británicos se retiraron de India, y con ellos también su apoyo a los Rana. Paralelamente acontecieron movimientos de insurrección destinados a remodelar la política del país. Las calles se convirtieron en el escenario de luchas esporádicas y, a instancias de India, los Rana (muy a su pesar) cedieron a la negociación. En 1951, el rey Tribhuvana Bir Bikram fue ungido máximo dirigente, y formó un gobierno compuesto por Rana y miembros del reciente Partido Nepalés del Congreso.

El compromiso político se vio truncado de inmediato. Tras coquetear con las elecciones democráticas, cuyos resultados no contentaron a nadie, el rey Mahendra, hijo y sucesor de Tribhuvana, estableció el sistema sin partidospanchaayat. El monarca elegía al primer ministro y al gabinete de gobierno, así como a gran número de los miembros de la Asamblea Nacional, que aprobaban obedientemente sus decisiones políticas. El poder, como era de esperar, recaía en una sola persona: el rey.

El favoritismo, la corrupción y el desvío de la ayuda extranjera hacia las arcas reales se mantuvo hasta 1989. Las dificultades y el embargo comercial impuesto por India obligaron al pueblo nepalés a levantarse en una protesta popular conocida como Jana Andolan o Movimiento del Pueblo. Los meses siguientes estuvieron marcados por detenciones, torturas y violentos enfrentamientos que dejaron tras de sí cientos de víctimas. El rey Birendra Bir Bikram, en el poder desde 1972, disolvió su gabinete, legalizó los partidos políticos e invitó a la oposición a formar un gobierno interino. De esta forma finalizaba el sistemapanchaayat.

La transición hacia la democracia se vivió de forma pacífica y pausada, y en las elecciones de mayo de 1991 el Partido Nepalés del Congreso y el Partido Comunista de Nepal se repartieron la mayoría de los votos.

Nepal está sufriendo en carne propia las dificultades que surgen a la hora de implantar un sistema democrático operativo, en especial si es la primera vez que el país adopta este régimen político. La situación se ha visto exacerbada por su débil economía, su elevada tasa de desempleo y de analfabetismo, así como por la división de su población, tanto por motivos religiosos como étnicos.

El fracturado panorama político del país se vio agravado por la masacre de gran parte de la familia real, - el monarca Birendra incluido - a manos del príncipe heredero Dipendra. Las luchas civiles surgieron de nuevo en Katmandú, con la imposición del toque de queda para sofocar la violencia callejera.

El príncipe Gyanendra, hermano del monarca Birendra, subió al trono. El nuevo monarca, que intenta dotar a su gobierno de mayor transparencia, tiene que luchar contra un gran número de problemas, especialmente el alzamiento maoísta contra el gobierno, que ha acabado con más de 500 vidas desde su inicio en 1996. Numerosas conversaciones de paz y muchos intentos de alto el fuego han fracasado.

El accidentado camino de Nepal hacia la democracia avanzó cuando en 2002 (y de nuevo en 2003) Gyanendra abolió el consejo de ministros y creó su propio gabinete. El país ha sido testigo de más de una docena de gobiernos diferentes desde 1991, en 2003 el primer ministro Lokendra Bahadur dimitió incrementando el sentimiento de incertidumbre que afrontaba el país.


El último alto el fuego proclamado entre la guerrilla maoísta y el gobierno fracasó en agosto de 2003, provocando nuevos episodios de atentados en Kathmandu. Las esperanzas de paz y prosperidad que alberga la población de Nepal permanecen aletargadas mientras la violencia continua.



La Región de las Montañas. (Conocida como Parbat en nepalí) está situada por encima de los 4.000 metros de altura, al norte de la Región de las Colinas. Esta zona constituye la porción central de la cordillera del Himalaya, y en esta se encuentra la montaña más alta de la tierra, el Monte, al igual que otras seis de los diez más altos picos del mundo. Es también el hábitat del legendario y mítico Yeti, el abominable hombre de las nieves. En general, la línea de nieve se encuentra ubicada entre los 5.000 y 5.500 metros de altura, aunque en invierno caen nevadas por debajo de los 4.000 metros. A su vez, esta zona se caracteriza por tener un clima violento e inclemente, además de tener una accidentada geografía. La vida humana es sumamente compleja, al igual que la gran mayoría de las actividades económicas. Por esto la región está escasamente poblada y la actividades agrícolas son inexistentes, salvo en los valles bajos y en la cuenca de algunos ríos, tal como en el caso de la parte superior del Valle de Kali Gandaki.

Desde la década de 1990, el pastoraje de animales y el comercio eran las más importantes actividades, junto con los guías de montaña. Con motivo a estas dependencias, la migración estacional es muy común. Mientras los pastores mueven sus rebaños de acuerdo con las estaciones, los comerciantes viajan regularmente entre las zonas altas y bajas, comprando y vendiendo bienes y servicios, para asegurar la independencia económica, al igual que generar reservas alimenticias.

La Región de las Colinas (Pahar en nepalí) se encuentra rodeada por la zona montañosa al norte y el área del Terai al sur. Su altura va desde los 1.000 a los 4.000 metros de altura, e incluye grandes valles como el de Katmandú, la zona más densamente poblada del reino. Todo este espacio geográfico se haya dominado por dos cadenas de montañas de mediana altura, conocidas como el Mahabharalt Lekh y la cordillera de Siwalik. Estas dos cadenas permiten que entre ambas existan una gran cantidad de pequeños valles, cuna y centro político y cultural del país. Esta área siempre ha sido zona de residencia pese a la continua inmigración desde el Tíbet y la India. Pese a lo anterior, esta zona es la que concentra la mayor cantidad de población del reino, según datos del año 1991.

Si bien esta zona contiene cumbres que alcanzan los 2.500 metros, la zona se encuentra igualmente escasamente poblada, dadas la topografía del territorio y las dificultades climáticas. Esta zona de las colinas se ha transformado en un invaluable mosaico de maravillas naturales y culturales, cambiada cada día por la fuerza geológica y humana. Estas colinas, esculpidas por el trabajo de los seres humanos que la pueblan, se ha convertido en una extensa zona de terrazas de cultivos fuertemente explotada.

Pese a lo anterior, hasta la mitad de la década de 1990 la zona contaba con un déficit alimenticio importante. Esto sin embargo de ser la agricultura la actividad mayoritaria en la zona, al igual que el pastoreo de ganado y la migración estacional de trabajadores. La mayoría de los habitantes en zonas rurales sobrevivían en terrenos poco productivos, cubierto por grandes colinas. La pobre situación económica causada por la escasez generalizada de terrenos cultivables se agrava por la corta temporada de crecimiento de las plantas, cuya exclusiva causa es la altura de la región. Como resultado, los granjeros de la zona de las colinas tiene un muy pequeño margen de maniobra a la hora de poder realizar cultivos múltiples en sus terruños. Las familias deben adaptarse a la altura, a estacionalidad marcada en el terreno, al clima, cultivando lo que puedan y cosechando apenas les es posible. Durante la estación que imposibilita el cultivo, gran parte de los granjeros se transforman en comerciantes ambulantes, que trabajan en cualquiera actividad posible con el fin de complementar con su sueldo el producto del campo. Esta dependencia del monocultivo es aún más grave en la región de las montañas.

Esta zona contrasta de forma espectacular con las regiones de las montañas y de las colinas, ya que nos encontramos ante una zona baja de clima tropical y subtropical, que conforman un anillo plano y estrecho en la zona aluvial, fronteriza a todo lo largo con la India. Esta zona, cuyo límite norte es la Región de las Colinas, es el límite septentrional de la cuenca del Rio Ganges, extendiéndose desde una altura promedio de los 300 metros, hasta los 1000 ubicados al pie del cordón montañoso de Siwalik. La Región del Terai está compuesta por numerosos valles (llamados dun), como los de Surkhet y Dang en la región occidental, y el valle de Rapti (o Chitwan) en el centro de Nepal.

La expresión ‘‘Terai’’, supuestamente de origen persa y que significaría “húmedo”, describe con propiedad la humedad y el calor de la zona. Esta Región está formada y es alimentada por tres grandes ríos: el Kosi, el Narayani ( Gandak en la India) y el Kamali. Dueña de plagas de malaria y otras enfermedades, se encuentra recubierta por densos y compactos bosques, conocidos como ‘char kose jhari’, estos fueron utilizados como frontera con el Raj Británico (1857 - 1947). Desde la década de 1990 en adelante se ha convertido en el granero para los pobladores de las otras regiones, al igual que una muy buena zona de reasentamiento para los campesinos hambrientos.

En términos de agricultura y actividad forestal, el Terai es la zona más rica de Nepal. Fuera de lo anterior, los pobladores disfrutan de gran espacio para cultivos, a diferencia que en las otras zonas, fuera de la muy lucrativa actividad forestal, que ha llevado la deforestación a niveles preocupantes.

Nuestro viaje a Nepal, nuestra primera experiencia en Asia, está muy lejos de ser lo idílico que podría parecer.

Deberíamos haber salido desde Bilbao el 8 de Mayo, pero gracias al volcán islandés Eyjafjalla se han cerrado todos los aeropuertos del norte de España, Bilbao incluido. Así que nos hemos quedado en tierra. Solamente nos ofrecen dos alternativas, cambiar los billetes para mañana sin asegurarnos que se pueda volar, o devolvernos el importe de los billetes. Finalmente decidimos solicitar la devolución del dinero, ya que no se garantiza que mañana se pueda volar.
Después de mirar por internet, a prisa y corriendo, conseguimos dos billetes con destino Londres y salida desde Biarritz. Bueno parece que aunque un día más tarde pero podremos iniciar nuestras vacaciones.

Al llegar a casa y mirar las previsiones de la nube volcánica, comprobamos que muy posiblemente el aeropuerto de Biarritz se vea afectado al día siguiente por la nube, y avisan que es probable que se cancelen los vuelos. Venga, otra vez a empezar. Ya que la idea de quedarnos sin visitar Nepal no nos agrada demasiado compramos dos billetes para volar a Londres al día siguiente, desde Madrid. La broma del volcán nos va a costar 490 euros más de lo previsto para el viaje, pero por otro lado sí no llegamos a Londres perderemos los otros vuelos y suponen bastante más de 500 euros, pero por lo menos iniciaremos las vacaciones que llevamos preparando tanto tiempo. Pero para llegar a Madrid, nos tuvimos que meter 6 horas de autobús, es decir toda la noche viajando hasta la capital. A las 10 de la mañana ya estamos volando hacía Londres, eso sí con un día de retraso.

Nuestro vuelo hacia Barheim, próxima escala, sale a las 20:25 por lo que disponemos de unas cuantas horas para visitar Londres. La idea de pasar tantas horas encerrados en el aeropuerto no es muy atrayente la verdad.
Al aterrizar, lo primero que hacemos es dejar las mochilas en consigna y comer un poco. Los de la consigna se han pasado un pueblo con los precios, 9 libras por mochila, ¿estos no se han enterado que estamos en crisis o que?

Tras una eterna hora dentro del metro, llegamos a la City. Tampoco es que tengamos excesivo tiempo para estar por Londres, pero el suficiente para poder visitar y fotografiar el Parlamento, el Big Ben, Westminster, la torre de Londres y el tower Bridge. Para poder ver todo esto tuvimos que ir un poco acelerados pero fue una mañana agradable, la pena es que el clima no acompaño la jornada.

Otra hora de metro y de vuelta al aeropuerto. Por fin salimos hacia Nepal...aunque primero haremos escala en Barheim, esto se nos va a hacer largo. El aeropuerto de Barheim no tiene mucho que ver a los aeropuertos de Europa, está lleno de jeques, tiendas donde se venden perfumes caros y relojes más caros aun. Pero para caros el lexus y el porche que venden. Después de mucho pensar decidimos no comprar ninguno de los dos coches. Un problema llevarlos en la mochila, que la tenemos a reventar.

Todavía nos quedan 6 horas hasta nuestro destino final, Katmandú. Este vuelo, será para recordar durante toda la vida. Nunca había visto algo similar en un avión y no creo que sea capaz de explicarlo con palabras. Ha sido alucinante. Nos tocó volar con un grupo de Balineses que tenía toda la pinta de no haber volado nunca antes. Estuvieron las seis horas que dura el viaje tocando el botón de aviso a la azafata, además de las narices al resto del pasaje, hasta el punto que llegaron a pasar de ellos por completo. No había posibilidad de ir al baño ya que continuamente estaba lleno, y lo peor es que ninguno de ellos encontró la cadena...casi se desborda la taza, ¡que asco! Pero lo mejor vino cuando nos disponíamos a aterrizar y se encendieron las luces para abrocharse el cinturón, en ese momento 20 balineses se levantan al baño y se ponen a hacer cola. Las azafatas, muy mosqueadas, les mandan sentarse y cierran los baños con llave, pero de repente al pasar por unas montañas varios de ellos se levantan a mirar por las ventanas. Aunque lo más alucinante fue cuando en pleno aterrizaje, uno de ellos se levanta de su asiento y se pone a coger la maleta, PA VERNOS MATAO.

Por fin estamos en Nepal. A la salida del aeropuerto nos está esperando el que desde hoy y hasta el final de nuestro viaje será nuestro guía, Shishir Dhakar, un tipo muy agradable y simpático aunque parece algo tímido, el será el encargado de llevarnos hasta el hotel, situado en una calle de Thamel.

Nuestra primera impresión de Katmandú ha sido la de una ciudad caótica y muy desordenada, con un tráfico que nunca antes había visto. Nos a parecido una ciudad sucia, difícil moverse por ella. Pero pese a que no estábamos del todo equivocados, posteriormente hemos comprobado que no era tanto como nos había parecido.

Nuestro primer quehacer en la ciudad era cambiar los euros que habíamos llevado por rupias nepalís, algo que pudimos hacer en una oficina de cambio, situada en Thamel, debajo de la oficina de Shishir. Una vez realizado el primer trámite y ya en la oficina de Shishir, confirmamos el itinerario, he hicimos los pagos correspondientes a sus servicios.

Al final, con tanto trajín nos ha dado la hora de cenar. Hemos ido con Shishir a un restaurante de comida típica nepalí, con música tradicional en vivo y baile. Está sera nuestra primera experiencia con la comida nepali, ¡y es positiva!.
Después de disfrutar tranquilamente de la cena, la música y charlar un rato con Shishir, de vuelta al hotel, sobre las 9 de la noche, la ciudad parece bastante más tranquila. El día ha sido largo, de hecho ha sido el viaje más largo de la historia del turismo mundial, empezando el día 8 y acabando el día 10.
Mañana nos esperan 5 horas de coche hasta Pokhara, así que damos por concluido el primero de nuestros días en Nepal.

Hoy no hemos quedado demasiado pronto con Shishir, pasará a buscarnos sobre las 8, así podremos descansar un poco. Sobre las 7 de la mañana decidimos bajar al desayuno. Grave error, los nepalíes tienen un ritmo diferente al nuestro, digamos que más caribeño, y tardan bastante en servirte. Lo bueno de esto es que te hacen la comida en el mismo momento. A las 7.45 aparecía nuestro desayuno en la mesa, con lo que nos han obligado a comer a toda velocidad para no llegar tarde a nuestra cita. Es increíble, han sido capaces de freír los huevos por los dos lados sin romper las yemas. Hoy Shishir nos demostrará que los nepalíes tienen puntualidad inglesa, cinco minutos antes de la hora a la que habíamos quedado él y el conductor encargado de llevarnos a Pokhara, ya estaban listos.

Toda la mañana de hoy la utilizaremos para desplazarnos hasta Pokhara, ciudad desde donde comenzaremos el trekking, y que está a 5 horas de Katmandú. En Nepal es mejor medir las distancias en tiempo, 100 km te puede costar recorre un par de horas tranquilamente, y de echo ellos así lo hacen.

Durante el trayecto a Pokhara, me di cuenta que estas vacaciones iban a ser de riesgo. ¡Que forma de conducir! Es increíble pensar que por una carretera de "dos carriles" y mal asfaltada, puedan circular en paralelo un coche, un camión, una moto, y un nepalí que intenta que intenta cruzar la carretera sin mirar a los lados, y todos consigan proseguir su camino sin percance alguno. Menos mal que nosotros llevábamos de conductor al Carlos Sainz nepalí, capaz de conducir, hablar por teléfono y con el guía sin mirar la carretera. Un crack de conductor, y todo esto sin dejar de coger ni un solo bache de los 600 que había en el trayecto. Así que para no sufrir demasiado, y viendo que iba a ser así todo el viaje, decidimos dormirnos, ojos que no ven...
Nos despertamos a medio camino entre Katmandú y Pokhara para hacer una pequeña parada técnica. Shishir y el conductor aprovechan para comer y nosotros para tomar algo frío, hace más calor que en el infierno. Mientras ellos comen, nosotros aprovechamos para estirar un poco las piernas dando una vuelta por el mercado del pueblo. No duró mucho la parada, los nepalíes comen muy rápido, y apenas hablan durante la comida, todo lo contrario que los españoles.

A la hora de la comida, por fin, llegamos a Pokhara. Tras dejar las mochilas en la habitación del hotel y asearnos un poco, nos vamos a buscar un sitio para comer. No buscamos demasiado, teniendo en cuenta que para ellos ya era un poco tarde, y nos metimos en uno de los primeros restaurantes que vimos, era una especie de italiano. Yo, para empezar a entender la cultura nepalí pido un menú nepalí, que te sirven en una bandeja de latón. El menú consiste en arroz hervido en el centro en mucha cantidad, y a los lados del mismo te sirven espinacas, pollo y sopa de lentejas. De postre yogur natural un tanto ácido. Estaba buenísimo, no muy especiado y picante lo justo, pero es un montón de cantidad. Nerea se conforma con una pizza. La comida la acompañamos con una inmensa cerveza local, Everest, no podría llamarse de otra forma. Igual que nos ha ocurrido esta mañana, han tardado muchísimo en servirnos. Que te hagan la comida en el momento es una ventaja en cuanto a la calidad de la misma, pero es un poco desesperante, casi me he terminado la cerveza y es un botellín de 60 cl, pero está claro que va a ser así de aquí en adelante.

Nosotros damos una vuelta por la calle principal, Lakeside como he dicho, la parte más turística de Pokhara. Esta calle está llena de tiendas de artículos de montaña, música, souvenirs, cibers, restaurantes y tiendas de libros. El calor aprieta con fuerza, así que decidimos tomarnos una cerveza con Shishir en un local muy agradable, y que más tarde descubriríamos que también dan muy buenas cenas, está recomendado en la guía. Nos sentamos en la terraza y pedimos dos Everest (la cerveza preferida de Shishir) y un zumo, y nos invitan a dos porciones de pizza. Después de la comilona que me he pegado, ¿quien puede comerse ahora un trozo de pizza?A las 5 de la tarde, habíamos quedado con nuestro guía para recorrer la ciudad. Pokhara tiene una situación privilegiada sobre el resto de las ciudades de Nepal, está a los pies del macizo del Annapurna. Esta ciudad es la puerta de entrada al famoso circuito del Annpurna, y a un montón de circuitos de menor duración, desde aquí parten casi todas las expediciones al Annapurna. Si a esto le añadimos una fantástica oferta de deportes de aventuras, no hay duda que Pokhara se ha convertido en la primera ciudad turística de Nepal. Aunque en realidad es la segunda ciudad más importante del país por detrás de la capital. En realidad hay dos Pokharas. Primero está Lakeside, junto a la aguas del espectacular lago Phewa Tal. Turística sin ningún reparo, ha sido siempre un refugio para los viajeros, ya sea de regreso de una ruta de senderismo o de un arriesgado viaje en autobús desde Katmandú. Un lugar perfecto para descansar, con un montón de animados bares, restaurantes, tiendas y cibercafés. Luego está la otra Pokhara, la antigua, donde se descubre como era la vida antes. Con rincones de magnifica arquitectura newar y una animada vitalidad, pero esta parte muy pocos la visitan.

Tenemos una charla muy agradable e interesante con Shishir. Nos ha ido poniendo al corriente de la situación política del país, por cierto muy convulsa en la actualidad, de su cultura y religión y de su modo de vida. Ha sido una introducción a otras charlas que iremos teniendo a lo largo del viaje. También nos explica el plan del trekking, hablamos sobre que haremos y que nos vamos a encontrar durante el mismo. Posiblemente, el trekking sea lo que más ilusión me hace de este viaje, poder estar a los pies del famoso annapurna...uff que escalofrío.

Hemos podido comprobar que los nepalíes son gente muy amable y amistosa, o por lo menos con los que hasta ahora hemos tratado nosotros, tanto en el hotel, como en el bar, como Shishir mismo.

A última hora de la tarde, nos despedimos de Shishir que se marcha a cenar con su familia, que ha venido desde Katmandú para visitarle y conocer Pokhara. Nosotros, nos vamos a comprar un par de bastones para el trekking, ya que no los hemos querido traer desde Pamplona. Nos hemos recorrido unas cuantas tiendas, y en casi todas tienen los mismos bastones y a los mismos precios, así que tras regatear un poco en una de ellas, hemos comprado dos por 9 euros. Que mal se me da regatear, han empezado pidiéndome 11. No serán muy buenos, pero espero que nos duren los 6 días que durará el trekking.

Después del duro regateo, que me ha dejado exhausto, nos vamos a cenar, que ya se ha echado la noche. Nos hemos metido en un local precioso, y con unas pintas de caro que da miedo. Por supuesto, cenamos en la terraza, hace demasiado calor como para cenar dentro. Cenamos una de las especialidades nepalíes, momos (son una especie de raviolis pero mucho más grandes rellenos de verduras o de carne) y unos aros de cebolla cocinados de una manera muy diferente a la española, aquí llevan además del rebozado, cebolla. Estos dos platos los acompañamos de un menú nepalí, consistente en sopa de lentejas, verduras a la plancha, pescado del lago de Pokhara, y arroz. Y de postre un yogur. Todo esto regado con agua y una magnífica Everest. Estaba todo riquísimo, aunque casi me da un infarto de tanto comer...que locura, en Nepal las raciones son enormes.

El restaurante está genial para descansar y los camareros han sido muy atentos.
Lentos, como en todos los sitios pero muy agradables en el traro. Pero a la hora de la cuenta...nos hemos quedado helados. 1030!!! Un escándalo. uff, menos mal que eran rupias y no euros. Nos hemos puesto morados de cenar en un sitio estupendo y solo hemos pagado 10 euros. Pero cuando voy a sacar el dinero para pagar, ha venido nuestra sorpresa. No llevo suficiente dinero, para pagar. Que vergüenza, y ¿ahora que? Menos mal que había un cajero cerca, y he podido sacar dinero sin problema. Aquí en Nepal, llevas un montón de billetes encima y apenas llevas dinero, espero acostumbrarme pronto a eso. lo curioso es que el camarero ni siquiera se ha molestado por el incidente, increíble.

Con esta desagradable anécdota damos por concluido el día. Mañana comenzamos con el trekking, y tenemos que preparar todavía la mochila.

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